Electrosmog: el enemigo silencioso de nuestra piel
El “electrosmog” es un anglicismo cada vez más famoso en nuestro día a día. Tanto que, en la actualidad, resulta imposible que una persona no tenga contacto con al menos un aparato electrónico.
Pero ¿qué significa exactamente “electrosmog”? Este neologismo hace referencia a los fenómenos que tienen lugar por la exposición continuada a campos electromagnéticos de baja frecuencia que nuestros órganos sensoriales no son capaces de detectar. Si bien la era tecnológica ha traído muchos beneficios, facilitando la realización de las tareas diarias, también ha traído asociados problemas de salud causados por esta sobreexposición a las ondas a la que todos estamos sometidos.
Si nos preguntamos si es realmente importante una protección contra el electrosmog, hace unos años habríamos dicho que las afecciones son imperceptibles. Sin embrago, multitud de investigaciones han puesto de manifiesto que la exhibición constante de nuestro cuerpo a los campos electromagnéticos trae muchos problemas para la salud, entre los cuales cabe destacar el envejecimiento de la piel.
Toda esta radiación electromagnética puede modificar la capacidad de la piel de emitir respuestas contra agentes externos. A su vez, se han observado cambios en los queratinocitos de la piel (células que se encuentran en la epidermis y tienen función de protección), ya que son las primeras células corporales de la piel que entran en contacto con este tipo de energía. Además, las radiaciones electromagnéticas afectan a nuestra piel generando radicales libres que aceleran su envejecimiento por la aparición de manchas, arrugas, pérdida de elasticidad y luminosidad.
¿Cómo podemos retardar este envejecimiento de la piel y la aparición de todas estas afecciones por estar inevitablemente sobreexpuestos a los campos electromagnéticos? Hoy en día la cosmética ha avanzado mucho en la lucha contra este proceso, ayudando a las células a regenerarse gracias a activos como el ácido hialurónico, DMAE y la vitamina C pura, así como por medio de nuevos activos epigenéticos que actúan a nivel del ADN de la piel favoreciendo la síntesis de este tipo de proteínas por parte de los genes.